18 de març 2009

La nova llei, article de redfeminista

Dones en Xarxa em va enviar aquest article referent la nova llei de l'avortament. El transcribeixo per tal de que la conegueu una mica més. Com sigui que des de Dones en Xarxa s'ha creat un grup a Facebook per fer campanya contra la publicitat vergonyosa de l'esglesia en contra d'aquesta llei i avui haviem de parlar en el nostre post de l'esmentada campanya publicitària però jo ja ho vaig fer ahir, és per això que us transcribeixo l'article.
- "Abortar a los 16 Las propuestas de los expertos anuncian una ley más honesta y acorde con la realidad El Ministerio de Igualdad prepara un anteproyecto de ley de plazos que, si prospera, permitirá a las mujeres abortar libremente en las primeras 14 semanas de gestación. Tal es la propuesta hecha por el comité de expertos, que el 5 de marzo presentó sus conclusiones. El informe de dicho comité propone también aborto libre hasta las 22 semanas si se detectan graves malformaciones en el feto o grave riesgo para la vida y la salud de la madre. Por último, aconseja que las embarazadas de 16 y 17 años no necesiten el consentimiento parental para someterse a la interrupción voluntaria del La presentación del informe ha generado ya un acalorado debate centrado en esta última propuesta. ¿Es lícito dejar en manos de una menor una decisión tan crucial para su vida? El Partido Popular ha replicado que no es lógico que una joven de esa edad no tenga derecho a votar y sí a abortar. CiU ha calificado la propuesta de agresión frontal a la potestad parental. La ministra Bibiana Aído ha respondido que si una menor puede tener hijos a esa edad, ¿cómo no va a poder decidir abortar? La Ley de Autonomía del Paciente pone en manos de los menores de 16 y 17 años la capacidad de decidir por sí mismos si son sometidos a una operación quirúrgica o un tratamiento sanitario. Las únicas excepciones son, justamente, el aborto, los ensayos clínicos y la reproducción asistida. Es difícilmente entendible que una joven pueda decidir sobre una operación que puede comportar graves riesgos para su vida y no pueda decidir terminar con un embarazo indeseado. Y más difícil es aceptar que deba seguir adelante con un embarazo en contra de su voluntad. Es llamativo que de las tres excepciones contenidas en la Ley del Paciente, dos tengan que ver con la capacidad reproductiva. Cabe preguntarse si no es una imposición residual de una concepción tradicional que niega a las mujeres la autonomía sobre su cuerpo y su vida. Por otra parte, no se trata de una posibilidad inédita. En países como Francia, Austria, Suecia, Canadá o Finlandia la legislación no exige el consentimiento parental cuando una menor de 18 años decide abortar. El primer efecto de la nueva ley española sería el de aumentar la seguridad jurídica y la autonomía de las mujeres. El 88% de las que abortan ahora lo hacen antes de las 12 semanas de gestación, y el 96%, en razón del riesgo que el embarazo comporta para su salud, lo que en la práctica es susceptible de persecución contra la mujer y el médico que practicó el aborto. La nueva ley sería un avance hacia esa autonomía de la mujer y sería más honesta y acorde con la realidad. Sobre todo, si se acompaña de un refuerzo de la educación sexual. Alrededor de 11.000 menores abortan voluntariamente cada año en España (aproximadamente, el 10% del total). Que las mujeres de 16 y 17 años no necesiten autorización parental no es una propuesta descabellada. " :)
Demà, fotos i post seran els habituals en aquest blog.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Bibi, vive y deja vivir!!!
Ole, ole y ole por la mujer que no te interrumpió tu vida voluntariamente durante su embarazo!!!
Viva la madre que te concibió!!!
Subhumano
En 1930, Alfred Rosenberg en Der Mythus des 20. Jahrhunderts utilizar el término Untermensh (subhumano) para referirse a aquellos que, supuestamente, se hallaban por debajo de lo humano. El término hizo fortuna y en 1933, una publicación de la SS titulada precisamente El subhumano cargó contra los judíos indicando que pertenecían a esa categoría. En 1942, la Oficina principal de la raza del III Reich distribuyó un panfleto titulado Der Untermensch (El subhumano).

El texto tuvo una tirada de 3.860.995 ejemplares en alemán y además se tradujo a otras catorce lenguas europeas más. En la obra se señalaba que “el subhumano, que biológicamente aparenta ser una creación de la naturaleza similar con manos, pies y una especie de cerebro, con ojos y una boca, es, sin embargo, una criatura completamente diferente”. A esas alturas, el método nacional-socialista resultaba obvio. Para emprender con éxito la gigantesca tarea de exterminar a millones de seres humanos, antes había que desproveerlos de su condición de tales. Apelando a la ciencia – una ciencia risible, dicho sea de paso, judíos, enfermos mentales, personas con dolencias irreversibles fueron clasificados como algo vivo, pero no humano. Una vez colocados en ese grupo, la tarea del exterminio masivo podía llevarse a cabo con total tranquilidad. Y, efectivamente, así fue. Comento todo esto no por el gusto de desplegar ante el lector algunos datos poco conocidos de la Historia del nacional-socialismo alemán, sino para indicar que estaba prácticamente convencido de que el concepto de subhumano había quedado confinado a las páginas más siniestras de la Historia hasta que esta semana tuve ocasión de escuchar a la ministra Aído afirmando que un feto era un ser vivo, pero no un ser humano como había dejado de manifiesto la ciencia. Si en vez de escuchar semejante dislate con acento andaluz lo hubiera oído en alemán, les doy mi palabra de honor de que hubiera puesto mi mano en el fuego porque acababa de pronunciarlas un convencido miembro del partido nacional-socialista obrero alemán (NSDAP). Si la ignorancia es una eximente – y resulta más que dudoso – quizá la ministra sea inocente, pero esa circunstancia no se puede aplicar a Ángel Gabilondo, el ministro de educación. Cualquier persona decente habría respondido que las palabras de la ministra son, como mínimo, una majadería. Pero, interrogado sobre ellas, el señor Gabilondo prefirió escudarse en la frivolidad para no descalificar a su más que objetable compañera de gabinete. Para ser sinceros, no sé cuál de las conductas me parece peor, si la de una ignorante que priva a seres inocentes de su carácter humano para legitimar que se los extermine en masa sin el menor escrúpulo de conciencia o la del profesor universitario que, encaramado a una poltrona ministerial, se inhibe con una gracieta de denunciar semejante barbaridad. En el III Reich, hubo idealistas, no pocas veces semianalfabetos, dispuestos a ejecutar cualquier orden que procediera de su Führer como una señal de progreso, pero tampoco faltaron sujetos con más instrucción, ascendidos a cátedras o ministerios, que se limitaron a mirar hacia otro lado al ver cómo se expulsaba a los judíos de sus trabajos y se preparaba a la población para el baño de sangre. Se puede discutir quién tuvo más culpa del genocidio, pero sus bases quedaron asentadas cuando alguien afirmó que algunos seres humanos eran subhumanos.